martes, 25 de junio de 2013

Capítulo 12.



Apenas hablamos en el camino de vuelta. Cualquier tema de conversación que sacáramos resultaba inútil y doloroso.
Adrián me dejó en casa, y no pude evitar pensar en la despedida que habíamos tenido un par de noches antes. Me prometí a mí misma no llorar, e intenté resistir como pude. Volvió a pedirme perdón por no poder ofrecerme una triste amistad y me pidió que no cometiera ninguna locura. Arqueé las cejas levemente, pero lo suficiente para que Adrián se diera cuenta.
-Te lo digo de verdad, Sandra. No hagas nada que pueda hacerte daño.
Puse los ojos en blanco.
-Prométeme que no harás ninguna locura – me suplicó.
-No – respondí con un hilo de voz.
Adrián sonrió amargamente. Me sentía fatal, pero peor me sentiría si le hubiera dicho una mentira descarada.
-Por favor. Entiende que no quiero que te hagan daño.
Su rostro, que siempre me había parecido algo infantil, adquirió una preocupación que me partió el corazón en varios pedazos. Como si lo hubiera destrozado.
-Entiende tú que yo quiero respuestas –refunfuñé en voz baja.
Ahora fue él el que puso los ojos en blanco. Parecía estar hartándose poco a poco de mí, lo que me parecía de lo más normal del mundo.
-Entonces no dejaré que vayas.
-¿Qué?
-Aunque tenga que estar persiguiéndote todo el tiempo que haga falta. No dejaré que vayas a encontrarte con él. No pienso dejar que te arriesgues de esa forma por una estupidez.
-Para mí no es una estupidez –repliqué perpleja-. Es el porqué de las cosas que me están pasando últimamente. No te haces una idea del miedo que paso, Adrián. Si al menos supiera algo…
-Estás buscando la ayuda inadecuada. Sandra, por favor –volvió a suplicar. No podía más.
-De acuerdo –me rendí -. No iré a buscarle, ¿te parece bien?
Me miró durante unos instantes, y supe que no me creía. Pero también supe que no iba a insistir más, al menos de momento.
-Sí –dijo suspirando.
La discusión parecía haber llegado a su fin.
-Bueno, te veré en clase –dije vacilante. Por mucho que me incordiara su falta de respuestas, no quería que se fuera. No sabía cómo podía ser mi reacción al día siguiente.
-Eso espero. Sandra…
-¿Sí? –pregunté con un hilo de voz.
-Cuídate, por favor –dijo sencillamente.
-Cuídate tú también. Y gracias –añadí vacilante.
-¿Por qué?
-Por todo. Has vuelto a salvarme y… no sé cómo podré agradecértelo.
-Me conformo con que no comentas ninguna estupidez.
Suspiré. Adrián me dio un beso en la mejilla y estuve a punto de llorar. Me metí en casa sintiéndome la persona más horrible del mundo.

Decidí esperar algo más de una semana para llevar a cabo mis planes.
Durante ese tiempo, decir que me sentía mal era quedarme corta. Adrián me preguntaba en clase cosas como qué tal me encontraba, y tenía que esforzarme para decirle que estaba bien. Notaba que sus preguntas incluían si tenía intención de hacer algo, pero no lo mencionó una sola vez. Sabía que no podía decirme nada en un lugar donde había gente que podía escucharnos. Por eso yo tampoco le pedí explicaciones. Eso era algo que nos pertenecía a nosotros.
No le veía fuera de clase, pero tenía la sensación de que me observaba.
En uno de esos días, Esther me acompañó a casa. Intuí que no lo hacía porque le apeteciera especialmente, pero aun así me esforcé en hacer comentarios amables sobre su relación con Leo.
-¿Por qué no me dices qué te pasaba el otro día? –me preguntó algo irritada-. Quise preguntarte, ¡pero te fuiste! ¿Dónde te habías metido?
-Eh…
-¿Por qué no me lo quieres decir? ¿Acaso no soy tu amiga?
Sí, claro que lo era. Pero no podía decírselo, por lo que opté por una mentira camuflada.
-Me he enfadado con Adrián –empecé-.  El sábado, en la fiesta. Por eso me fui a casa, estaba demasiado cabreada. Y el lunes seguía igual, por lo que me fui antes de que pasara algo. Pero ya está todo solucionado.
-¿Fue por Ashley? –me preguntó tranquilamente-. La escuché comentar algo de que había conseguido separaros un rato. Creo que no le caes muy bien –añadió algo incómoda.
-Sí… fue por ella.
Esperé haberlo dicho sonando avergonzada, pero en el fondo me daba igual. Que una chica del pueblo me odiara era el menor de mis problemas. Me sentí tranquila por ver que parecía habérselo creído.
-Así que Adrián, ¿eh? –me preguntó con una sonrisa-. Es verdad que cuando está contigo se muestra distinto.
-¿Qué? No, yo no… no me… -balbuceé-. No tengo nada con Adrián. Ni siquiera somos amigos –dije con indiferencia, aunque me dolía decirlo.
-¿Y por eso os peleáis por una chica?
Decidí no contestarle.

Tras eso tuve la sensación de que nos habíamos distanciado un poco, pero en esos momentos no me importaba. Porque un día decidí que no podía más y salí a buscar a Isaac.
No sabía dónde empezar a buscarle, por lo que me encaminé al sitio donde lo había visto por primera y última vez. O eso creía. Reprimí un escalofrío al llegar a la calle, aunque estaba desierta.
¿Qué esperabas?, me pregunté, ¿creías que iba a estar aquí esperándote?
Me sentí como una tonta, pero aun así recorrí la calle con la esperanza de encontrarle en algún callejón o algo en lo que no hubiera reparado antes. Pero estaba todo vacío. Cabizbaja, di media vuelta y empecé a pensar dónde podría estar. Podía ser en cualquier parte, en realidad.
En esa misma calle había una cafetería que imitaba a las americanas de los años 50. Había asientos de piel azul y los taburetes tenían el mismo diseño. Las mesas eran de metal, al igual que la barra, y el suelo parecía un ajedrez, con baldosas blancas y negras. De ella salió un camarero que se acercó a mí sonriente.
Pero era una sonrisa casi forzada.
-¿Busca a alguien, señorita? –me preguntó amablemente.
-Pues…
-Venga conmigo –me interrumpió-. Él lleva un rato esperándole.
Después entró tranquilamente en la cafetería. Me adentré con paso vacilante. El local estaba mal iluminado, cosa que no me esperaba. Ese tipo de cafeterías solía ser muy luminosas. Además, apestaba a humo. Pero se podía distinguir una figura al fondo de la sala, de espaldas, mirando lo que parecía ser un póster de alguna película antigua.
Me acerqué hasta encontrarme justo a su lado. Aunque no me miraba, sabía perfectamente que estaba allí. Al igual que yo parecía saber que él era el que iba a darme las respuestas que necesitaba.
Se giró lentamente, con parsimonia. Quise gritar y salir corriendo, pero ya no podía volver atrás. Isaac me miraba fijamente.

7 comentarios:

  1. Hija mía, Sandra, si vas al encuentro de Isaac, luego no te asustes cuando le ves xDDDD
    Pues... ¡chanananáaaaa! Llegué al final, jajaja. Y ahora que me he leído todo de un tirón, voy a ir a Algeciras y te voy a pinchar con un palo para que escribas más. ¡Contrata monos con máquinas de escribir, como hago yo! :D Aunque los míos han seguido mi ejemplo y se han vuelto unos vagos.
    Ahora lo típico sería que espero que te publiquen, peeeero, sé que no quieres publicar. Eso me gusta mucho, el que escribas aquí y nos muestres a todos lo que haces por el mero placer de hacerlo :) ¡Y yo encantada de poder leer!
    De momento, el personaje que más me gusta, quién sabe por qué, es Isaac. Supongo que por el hecho de que apenas sabemos algo de él, por ser el "malo de la película" y porque adoro los ojos verdes *-* Adri me gusta, no te lo niego, pero me agota que quiera proteger tanto su secreto. Por eso me gustan más los personajes del tipo Isaac: se la suda ese tipo de cosas xDDD Y Sandra me cae bien, aunque se está emparanoiando mucho, la pobre D: Me has pegado lo de "la pobre" xDDDD
    Y... y... Pues no se me ocurre nada más que decir D: Que te enviaré tu chachi carta cuando me envíes tu chachi carta, y que espero que te guste la sorpresa, y que espero que subas pronto porque si no voy a morir :D
    ¡Un besazo! ^^
    Garonne

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sandra es especial xDDDD
      Wiiiii :D Jo, no me pinches que yo escribo ;___; ¿A cuánto están los monos? Me lo plantearé seriamente xD Aunque si siguen mi ejemplo... lo pasaré mal.
      Es que sería demasiada complicación. De momento lo único que quiero es escribir para sentirme mejor y saber vuestra opinión.
      ¿Isaac? Los demonios te llegan :3 Yo también adoro los ojos verdes, la verdad ^^ Pobre Adri, se va a poner a llorar (?) Nah mujer, espero que más adelante os guste más xD
      Jo, sigo con ganas de saber cuál es la sorpresa >.< ¡Tengo que pensar en algo!
      Muchas gracias, Carla ^^
      Un beso <3

      Eliminar
  2. AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH, HE MUERTO.

    Sandra, ya no vuelvas, imbécil, lo hecho está hecho. Y VENGA, LAS RESPUESTAS, ISAAC, QUE MUERO DE GANAS.

    Jo, a saber que pasa *-*


    Espero el siguiente con muchas ganas, eh.


    Un beso.


    Raúl.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jooooo, no mueras D:
      Para el próximo caaaapi :3 O eso creo :D
      Graaaaacias :D
      Besitos ^^

      Eliminar
  3. Hola cariño!! Me encanta!!! <3 Estoy deseando saber qué pasa con Isaac, qué le dice a Sandra y por qué Adrián no le deja a ella acudir al encuentro. ¿Por qué será tan peligroso Isaac y por qué es tan misterioso Adrián, que no puede ser amigo de Sandra por miedo a que le hagan daño? Me has dejado super intrigada, en serio. Y tengo muchas ganas también d saber cómo va a plantear Sandra los planes que después llevará a cabo :)

    Te mando un besito muy fuerte ^^ Tengo muchas ganas de saber cómo sigue todo. Te quiero <3

    Dulce Amor / Leyre Rodríguez.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Leyre <3 Muchísimas gracias :D Esa y otras respuestas en los capítulos posteriores *léase con voz de presentador cutre* Ya veréis ^^
      Muchas gracias por decirme tu opinión :D Muchos besitos para ti, que eres un amor <3

      Eliminar
  4. Hola. Te gustaría formar parte de "Escritores Juveniles"?

    Si te motivas, mi correo es: marcosdalmasi13@hotmail.com

    REQUISITOS: SER JOVEN, REDACTAR SIN FALTAS DE ORTOGRAFÍA NI ERRORES DE PUNTUACIÓN, TENER ALGO ORIGINAL QUE ESCRIBIR.

    http://www.escritoresjuveniles.com/

    ResponderEliminar