Saqué la
cabeza de las mantas, jadeando. Había pasado el mayor tiempo posible bajo la
protección y la oscuridad que ofrecía mi cama, pero había llegado al punto en
el que no podía respirar.
Intenté
secarme algunas de las lágrimas que todavía caían de mis mejillas, pero otras
se apresuraron en ocupar su lugar. El reloj de mi móvil indicaba que ya eran
más de las siete de la mañana, y que pronto amanecería.
Había pasado
toda la noche llorando, sin poder dormir. Cada vez que lo intentaba, imágenes
de Adrián y Jaime venían a mi cabeza, haciéndome casi enloquecer. Sabía que
nunca podría quitarme esas imágenes de mi cabeza.
Me toqué la
mano con la que, horas atrás, había pegado un puñetazo en la pared en un ataque
de rabia. Dolía, aunque ese dolor no era nada comparado con el que sentía en mi
interior. Estaba claro que lo que había pasado con Adrián había borrado casi
definitivamente lo de Jaime, pero todavía seguía teniendo escalofríos por eso.
Me pregunté varias veces qué había pasado. Era todo demasiado raro, empezando
por lo que me dijo Adrián. ¿Significaba eso que Jaime, de algún modo, no era
Jaime? ¿Qué había sido esa luz? ¿Qué había salido de Jaime?
Demasiadas
preguntas sin respuesta.
Pero, por el
momento, no quería y no podía pensar en eso. Me había dolido demasiado lo que
me había dicho Adrián. ¿Tan difícil era decirme algo sincero? No me creía que
fuera por mi seguridad que tuviéramos que dejar de ser amigos. Sonaba a excusa
barata, como si fuera un agente especial de una organización súper secreta.
Aunque, tratándose de Adrián, no me extrañaría.
En cualquier
otro momento me hubiese reído de las cosas que llegaba a inventar mi cabeza,
pero me sentía totalmente incapaz.
No quería
reconocer que me había ilusionado
demasiado rápido, no quería reconocer que me había enamorado de Adrián. No me
creía capaz de enamorarme de nadie nunca.
Esa noche
había recordado algunos momentos difíciles de mi vida, que no eran precisamente
pocos. Recordé la primera vez que había pegado a una chica porque llevaba tres
meses haciéndome la vida imposible. También la cara de decepción de mi madre y
el bofetón que me llevé cuando llegamos a casa desde el instituto, donde el
director le comunicó también mi expulsión tres días del centro. Creo que fue
entonces cuando nuestra relación cayó en picado. Nunca había sido buena, pero
con mi silencio solíamos evitar las cosas que ya no pude callarme después de
eso. Por aquel entonces tenía 13 años, y decidí ser yo misma. Nada de ropa cara
que eligiera mi madre, ni aguantar las decisiones que tomara por mí. Me
rebelaba a la más mínima tontería que hacía, y ella utilizaba cualquier cosa
para fastidiarme.
No solía ser
violenta. Aquélla había sido la primera vez que había pegado a alguien, aunque
no me arrepentí en ningún momento. En el fondo, siempre había sabido que era
distinta, y que prefería estar sola a estar con alguna de las hijas de los
horribles amigos de mis padres, que solían pasar de mí al poco tiempo.
Después de
mi expulsión me volví una persona callada. Ignoraba a todo el mundo que me
insultaba, y en casa las peleas eran más que constantes.
En este
momento me sentía bastante sola. Como si me hubieran abandonado. En el fondo
sabía que era así, que me habían dejado aquí porque se habían hartado de mí.
En un
extremo de mi cama se encontraba la chaqueta de Adrián. La cogí y aspiré su
aroma. Todavía olía a sal de la playa, pero también a él. Derramé algunas
lágrimas más hasta que, finalmente, el cansancio pudo conmigo y me fui quedando
poco a poco dormida.
Aerosmith se
encargó de sacarme de mi sueño. Había dormido demasiado, lo intuía. Alargué la
mano hasta el móvil y miré la pantalla con dificultad. Ponía ‘’mamá’’.
Olvidaba que
me llamaban cada dos o tres días para preguntarme cómo estaba. No tenía ganas
de pelear, pero aun así toqué el botón verde.
-¿Sí? – dije
en un susurro ronco. Tosí fuertemente y volví a hablar -. ¿Mamá?
-¡Sandra! –
parecía algo enfadada -. Te he llamado tres veces. ¿Se puede saber dónde te
habías metido?
-Pues… - no
podía pensar en una excusa. Tenía la cabeza embotada – no lo habré escuchado.
-¿Todavía
estás dormida? ¡Espabila, que son casi las tres de la tarde! Seguro que no has
comido. Eres un desastre – había un tono de reproche en su voz.
-Ya, ya, lo
que tú digas.
-¡No le
hables así a tu madre!
-Vale, mamá.
¿Estáis todos bien?
-Sí, claro –
parecía algo sorprendida de que no intentara contestarle de mala forma-. Tu
padre está en alguna parte de Canadá haciendo… un viaje de negocios. Ah, y Micaela
quiere empezar la universidad.
Me pregunté
cuánto habían pagado para hacer que mi hermana mayor entrara en la universidad.
Era una auténtica negada para los estudios.
-Oh – dije
sin más -. ¿Y cómo está Mery?
-María está
bien – contestó con voz fría -. No sé por qué os empeñáis en llamarla de otra
forma que no sea su nombre.
Suspiré.
Quería pelea, pero yo no iba a darle el placer de fastidiarme un poco más.
-Vale, mamá.
Te dejo, adiós.
Colgué el
teléfono y me di cuenta de que seguía con la chaqueta de Adrián puesta. Se
había arrugado un poco. Tendría que lavársela y devolvérsela. Suspiré. No
quería llorar más. Y no pensaba hacerlo.
Después de
hacer un plato de macarrones con queso me senté en una mesa pequeña que había
en la cocina. No cabrían más de tres personas en ella, pero para mí sola era
más que suficiente. Pensé en lo que había mejorado en la cocina desde que había
venido. Antes no se me daba mal, pero casi nunca tenía oportunidad de cocinar.
Ahora, en cambio, tenía que hacérmelo todo. Aunque, en momentos como este, me venía bastante bien tener cosas que hacer.
Cuando
terminé de comer me puse a lavar ropa y a limpiar la casa. Me sentía agotada,
tanto por dentro como por fuera, pero no paré hasta terminar con todo. Después
estaba tan aburrida que me puse a estudiar.
Por la noche
apenas pude dormir, supuse que por el hecho de que me había levantado muy tarde
y me había acostado demasiado temprano. En las tres o cuatro horas de sueño que
tuve esa noche, las pesadillas aparecieron en forma de ojos verdes que no
dejaban de observarme. Por más que huía, por más que intentaba esconderme,
seguían mirándome.
La mañana no
trajo nada mejor. Me sentía cansada y confusa y, para colmo, tenía que ir a
clases y pasar seis horas sentada al lado de Adrián. Parecía superior a mis
fuerzas, pero conseguí olvidar ese pensamiento e ir hacia el instituto.
Había bastante
gente cuando llegué a clase. La gran mayoría de ellos estaban de pie, hablando
tranquilamente o haciendo bromas. Un par de personas me saludaron, por lo que
devolví el saludo tímidamente. En mi sitio, Adrián miraba fijamente la mesa
mientras Ashley se iba enfadada. Cuando notó mi presencia, me miró y no pude
evitar tener un escalofrío seguido de un nudo en la garganta. Quería irme de
allí, pero ya no podía.
Me senté, intentando
hacer caso omiso a la persona que se encontraba a mi lado.
Siempre me quedo con ganas de más, no sé como lo haces.
ResponderEliminarEres genial escribiendo y tú novela es asghjklñzcb, vamos.... UNA PASADA.
Quiero saber que pasará en el siguiente capitulo porque intuyo que será sorprendente.
No me creo que Sandra pueda ignorar a Adrián por mucho tiempo, si fuera yo me rendiría a los dos segundos.
un besazo <3
Me alegra que te quedes con ganas de más, este capítulo no me convence mucho x'D Muchas gracias >///< Bueno, espero que esté a la altura de tus espectativas :'D
EliminarY yo, pero tampoco quiere hablar porque le ha dejado claro que no quiere que sean amigos... vamos, al menos de momento :B
Besos <3333
tan fantástico como los demás
ResponderEliminarun beso ^^!
pd : Esperando a que subas el proximo!
Muchas gracias >/////< Como ya he dicho antes, este no me convence mucho :'D
EliminarEspero tenerlo pronto ^^
*____________* niña no me mates con esta intriga!!!!!!!! necesito el capítulo diez ya!! dios que enganchada estoy a tu novela tia! es la mejor! 1 besitoo!!!
ResponderEliminarAy, yo no quiero matarte D: Está en proceso, en un poqui te dejo el adelanto por Tuenti ^^ Me alegra que estés enganchada >///< Aunque no es la mejor ni de lejos, mujer x'D Pero gracias ^^
EliminarBesos<3
Jolinn no puedes dejar el capitulo asi?¡¡
ResponderEliminarjaja
yo quiero el capitulo 10¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ me muero de la intriga por saber que pasa.... jaja
siguiente¡¡¡
Bueno, hay que mantener la ¿intriga? mujer xD Ya lo tienes en el blog :) Besos ^^
Eliminarestaa muy linda la historia me muero por leer el 10 la verdad es que eres muy buena escribiendo :)
ResponderEliminarMuchas gracias :D Por ambas cosas >////< Ya tienes el 10 en el blog c:
EliminarEscribes genial guapa me encanta Adrian y me intriga mucho Isaac me he leido todos los caps de una jeje pero no has publicado el nuevo y lo espero con muchas ganas por leerlo plis agregame al tuenti siisoy valentiina ocampo :)
ResponderEliminarGrax un besso monosha :P
PD
Yo creo que son angeles ¿no?
es solo una idea jijiji
Oish, muchísimas gracias >////< Adrián es amor e Isaac... no se sabe muy bien lo que es x) Te agrego ahora mismo ^^ Y no me des las gracias :3
EliminarPD: ya lo verás, aunque el título da una pista bastante importante :3
GEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEENIAAAAAAAAAAAAAAAAAAL, EN SERIO, VOY A SEGUIR :DDD
ResponderEliminarVale :DDDDD
EliminarBoniiiito :)
ResponderEliminarYo cuando me propongo no volver a llorar fracaso estrepitosamente. Y también hago lo de dormir con su chaqueta porque huele a él <333 Es algo muy adorable ^^
Odio a ese tipo de padres que aún queriendo deshacerse de sus hijos son super controladores con ellos. De verdad, es algo que me saca de quicio (como Cathleen con sus padres xDD).
Un besuelo :D
Pensé que lo sería :3 Y espero que lo sea para todo el mundo ^^
EliminarSon el tipo de padres a los que matarías, la verdad xD
Besoteeees :3