sábado, 20 de abril de 2013

Capítulo 10



Agradecía haberme sentado, porque  mis piernas habían empezado a temblar y dudaba que pudieran soportar mi peso. Un gemido de apenas medio segundo brotó de mi garganta, liberando un poco el nudo y haciéndome morir de vergüenza. Recé para que Adrián no lo hubiera escuchado y resistí el impulso de mirarte.
-¡Sandra! Por fin te encuentro – gritó una voz delante de mí.
-Hola, Esther – saludé.
Me levanté para permitir que me diera un abrazo, estando a punto de caerme. Estuvo abrazada a mí varios segundos. Era bastante extraño que Esther me abrazara durante tanto tiempo.
-Estoy con Leo – susurró en mi oído.
-¿Qué dices? ¡Eso es genial! – grité. Por mucho que mi ánimo fuera pésimo, me alegraba por ella. Al fin y al cabo, era mi amiga.
- Sí –dijo mientras reía -. ¿Dónde te metiste tú? Intenté buscarte, pero no te vi desde que te fuiste con Jaime. ¿Pasó algo con él? Él sigue diciendo que no se acuerda, pero no le creo.
Un escalofrío pasó por mi cuerpo. ¿Cómo no podía acordarse? Mentía.
-Oh, no pasó nada – mentí como pude -. Simplemente estuvo hablándome de algo sobre bailar, pero estaba muy borracho y le perdí de vista. Y bueno, me empecé a encontrar mal y me fui a casa. Creo que fue porque no estoy muy acostumbrada a beber.
-Vaya – comentó -. Yo quería que pasara algo entre vosotros.
-Qué dices, mujer. Además, Jaime no es mi tipo, no me interesa.
Y dudaba mucho que pudiera volver a acercarme más a él.
-Vaya, el pobre se va a llevar un chasco.
-¿Qué dices? Vamos, él no siente nada por mi –dije, haciendo un movimiento de indiferencia con la mano que no tuve que haber hecho.
-Sandra, ¿estás bien? Estás temblando –dijo mirándome con los ojos entrecerrados.
Mis manos se movían descontroladamente. Me las agarré riendo de forma exagerada.
-Estoy bien. Hace mucho fresco últimamente.
-Pero si cada vez hace mejor tiempo – comentó alzando la ceja. No me creía.
Me miré las manos, que seguían temblando. Notaba sus ojos clavados en mí y cómo los míos se llenaban de lágrimas. No iba a poder aguantar.  El nudo de mi garganta fue creciendo y mi corazón latía con fuerza. Me faltaba aire. El recuerdo de Adrián diciendo que no podíamos ser amigos acudió a mí, al igual que otros que sucedieron a lo largo de la noche.
Justo cuando creía que iba a derrumbarme, Paula entró en clase berreando algo sobre los chicos con los que había tenido oportunidad de enrollarse en la fiesta. Aliviada, conseguí estar un par de minutos de pie, escuchándolas hasta que sonó el timbre. No hice mucho caso a lo que decían, aunque Esther parecía algo asombrada. Antes de irse cada una a su sitio, Esther me echó una mirada que decía claramente ‘’tenemos que hablar’’. Asentí con la cabeza, aunque no pensaba contarle nada.
No pensaba realmente que Jaime me hubiera hecho eso, y tampoco me parecía seguro contárselo. Además, lo de Adrián había sido demasiado increíble. No podía ir y decirle a Esther que Adrián tenía una especie de súper poder. Porque si no, ¿qué era esa luz que le había salido de las manos? ¿Qué era eso que había salido de ese supuesto Jaime? ¿Por qué Adrián me ignoraba de esa forma y se empeñaba en no decirme nada? ¿Habían sido imaginaciones mías, como la sensación de que conocía a Adrián?
Respiré hondo. Iba a tener un ataque de ansiedad. Me senté en mi sitio e intenté mantener la calma. La presión que sentía se iba acentuando, y la presencia de Adrián me incomodaba.
Y no me hacía una idea de hasta dónde podía llegar esa incomodidad.
Cuando entró el profesor que tocaba a primera hora, las manos seguían temblándome de forma incontrolable, por lo que había tenido que ponerlas debajo de la mesa, sujetando uno de los cilindros de metal azul con tanta fuerza que me hacía daño. Por suerte, no había ningún chicle pegado ni nada que resultara poco agradable tocar.
Intenté prestar atención a las tres primeras horas de clase, sin mucho éxito. No podía dejar de mirar a Adrián sin darme cuenta y en una de las ocasiones que lo hice, descubrí sus ojos azules mirándome con inquietud. Eso bastó para que dejara de mirarle, me agarrara la falda del uniforme con fuerza y me pellizcara la pierna para lidiar con los nervios. Necesitaba hablarle, recriminarle su comportamiento. O, simplemente, pedirle que fuéramos amigos. Pero no podía. El nudo de mi garganta me impedía totalmente hablar.
En los cambios de hora Esther desvió la atención que Paula tenía en mí hacia ella, cosa que agradecía enormemente. Seguía encontrándome fatal, y no quería tener que hablar de nada sobre aquella odiosa noche.

Cuando sonó el timbre que anunciaba el recreo me toqué la frente justo en el lugar que el infernal timbre me daba dolor de cabeza. Había pensado en pasar el recreo en el cuarto de baño de las chicas, pudiendo tal vez adelantar deberes o estudiar para uno de los exámenes que estaban a la vuelta de la esquina.
Me levanté, dispuesta a irme lo antes posible de allí, cuando alguien me cogió del brazo. Alguien que creía saber quién era. Me giré y mi expresión pasó por miedo y tristeza. Recuerdo vagamente haber parpadeado varias veces para evitar las lágrimas.
Adrián me seguía sujetando y me miraba con preocupación. No parecía tener intención de soltarme.
-Sandra, ¿estás bien? – me preguntó con voz amable.
Eso fue la gota que colmó el vaso. Estaba acostumbrada a que jugaran con mis sentimientos, pero no de esa forma. Me solté bruscamente y, antes de echarme a llorar, salí de allí corriendo.
Mi primera opción fue el baño de las chicas, pero en la puerta me di cuenta de que no podría aguantar ni un segundo allí. Necesitaba aire fresco, necesitaba salir de allí. Huir y olvidarme de todo, aunque fuera sólo por unas horas.
Caminé hacia el patio a paso ligero mientras pensaba en una conversación que tuve con Paula cuando apenas llevaba tres o cuatro días aquí.
<<-Por cierto, una cosa esencial – me dijo enigmáticamente.
-¿Qué? – pregunté inocentemente.
-Si por alguna razón quieres salir de aquí sin que te pillen –decía mientras señalaba un arbusto que había a un lado del patio. Quedaba totalmente apartado de la vista de los profesores y de la mayoría de los alumnos -. Tienes que salir por ahí. Hay un agujero en la valla que queda camuflado por el arbusto ese.  Por si necesitas salir de aquí, ya sabes. >>
En ese momento consideré bastante inútil esa información. ¿De qué iba a servirme irme del instituto? Nunca había sido ese tipo de persona, aunque ahora me venía de perlas. Apreté el paso, dudando de mi capacidad de mantener las lágrimas.
El agujero no tendría más de medio metro y llegaba al suelo, por lo que tuve que agacharme y arrastrarme por el suelo, arañándome con varias ramas. Cuando salí de allí, salí corriendo sin saber a dónde iba.

Me había perdido.
Me encontraba en alguna parte del bosque que había al noreste de Baste, dando vueltas e intentando encontrar una forma de salir de allí, pero me daba la sensación de que me metía más y más en el interior de aquel sitio.
No sabía cuánto tiempo había pasado. Había salido sin pensar en que podría necesitar la mochila, donde tenía el móvil, y seguramente eso me causaría problemas. Otros más de mi peculiar lista.
Resoplé. Ya no me salían más lágrimas, pero estaba asustada. Miré el sol intentando determinar la hora, pero sólo veía que cada vez se iba haciendo más tarde.
Me apoyé en un árbol, temblorosa. No quería acabar así. Había salido corriendo sin rumbo fijo, intentando descargar la ira y el dolor que se alojaban en mi pecho. Cuando me di cuenta de dónde me había metido, ya estaba totalmente perdida.
Estaba claro que no iba a quedarme quieta. Pensaba seguir buscando salir de allí, aunque dudaba mucho que alguien me echara en falta de verdad si llegaba a morir. Decidí caminar siguiendo mi instinto en vez del sentido común, ya que había visto que lo último no funcionaba.
Cerré los ojos y dejé que mis pies eligieran un camino, con cuidado de no tragarme ningún árbol, y continué ya con los ojos abiertos durante unos minutos, hasta que una zona totalmente nueva apareció ante mí.
Un pequeño prado se extendía ante mí. La luz se filtraba con más facilidad que en las otras zonas y, al entrar, una extraña sensación de calma y calidez me invadió por completo. Resultaba muy agradable. Un banco de madera se encontraba a varios metros de mí, por lo que me acerqué a él y me senté, olvidándome por un momento dónde estaba. Allí me sentía… bien.
Me quedé ensimismada un rato, contemplando el paisaje y escuchando tranquilamente el canto de los pájaros, que parecían estar más felices con la llegada, cada vez más cercana, de la primavera. Miré a mi derecha, y parte de aquella tranquilidad desapareció, aunque por otra parte me sentí completamente aliviada.
Adrián estaba allí, conmigo.

8 comentarios:

  1. Quiero el siguiente pronto!! Que interesante ^^

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  2. ¡Aaaaaaaaaaaah! Dios así no me puedes dejar Cristina, de repente está perdida en el bosque y aparece él y lo cortas aquí, no puede ser :'(
    Me parece fatal que la ignore y de repente se preocupe por ella ¬¬ hombres... de verdad que no hay quien los entienda. Se quieren eso está mas claro que el agua!
    sube el siguiente pronto por favor que al final me da algo.
    un beso <3

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    1. Te tengo que dejar así, al menos de momento D:
      Para nada XD Después se dice que las mujeres somos las complicadas (?)
      Lo intentaré -^^- Besos<3

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  3. OH DIOS, QUE MOLONGO.
    YO CREÍA QUE IBAS A HACER LO DE MI IDEA DE ESO DEL BOSQUE CON UNA INVOCACIÓN DE DEMONIOS D:
    Está genial, voy a acosarte parra el próximo capítulo, jues jues.
    Por cierto, revisa el capítulo, hay dos faltas: colmó en vez de calmó y mirarte en vez de mirarle xD
    Además, me he liado en estas frases:
    ''Me levanté para permitir que me diera un abrazo, estando a punto de caerme'', eso no lo entiendo y, en ese párrafo puedes sustituir la palabra abrazo, se repite en varias ocasiones.
    También en eso que incluía « y », no lo he pillado bien xD
    ¡QUIERO VER LA IDEA QUE TE DIJE! xD
    Y el capítulo ya, por favor.
    Un beso.

    Raúl.

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    1. JAJAJAJAJAJAJAJA qué va D: Lo siento, Raúl, pero no me convenció esa idea xD
      Ya lo has hecho, jues jues.
      Les echaré un vistazo y las corregiré ^^ Gracias por darte cuenta ;3
      Eso significa que cuando se levantó para que Esther le diera un abrazo casi se cayó... queda un poco extraño, la verdad xD Sí, es verdad ^^
      Ñe, tranquilidad D:
      Besos<3

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  4. Bieeeen, estaba Adrián ^^ La verdad es que parece bastante preocupado por ella... Aunque Sandra lo tiene que estar pasando bastante mal, la pobre :)
    Joooooo, solo me quedan dos capítulos T.T Suuuubeeee, marrrdiiitaaa, jajajaja :33

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    1. Adrián aparece siempre para ayudar (?) Sí, la verdad es que muy bien no lo tiene que estar pasando D:
      Voy escribiendo (?) Espero tener algo pronto xDD

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